Distorsiones cognitivas en el tenis: Parte 1
"El tenis es principalmente mental. Ganas o pierdes el partido incluso antes de ir a la cancha" - Serena Williams
¿Qué son las distorsiones cognitivas?
Veamos que nos dice la Psicología. De acuerdo al Enfoque Cognitivo, nos menciona que cada tipo de pensamiento produce un tipo determinado de sentimiento. Por ejemplo, si usted se siente triste o deprimido, lo más probable es que se esté diciendo a sí mismo que nunca va a subir de nivel, que nunca va a mejorar. Si se siente culpable o avergonzado, se está diciendo a sí mismo que ha jugado el peor partido de su vida. Si se siente desesperado, se está diciendo que nunca va a destacar, que nunca va a ser de los mejores jugadores de su categoría. Y si se siente lleno de ira, se está diciendo que el árbitro siempre marca en su contra, que se siente incomprendido, que siempre le roban los puntos claves del partido.
El Enfoque Cognitivo se basa en que usted se siente tal como piensa. Si quiere cambiar su manera de sentir tiene que cambiar su manera de pensar. Por lo que, definimos a las distorsiones cognitivas como aquellas veces que procesamos erróneamente la información de nuestro entorno.
A continuación mostramos las principales distorsiones cognitivas que ocurren en el deporte:
1. Inferencia arbitraria: El deportista llega a conclusiones sin evidencia que lo sostenga. Por ejemplo: "Mi entrenador no me habló como de costumbre. Seguro que está decepcionado de mí".
2. Abstracción selectiva: A raíz de un detalle aislado, el deportista saca una sola conclusión. Por ejemplo: "Mi saque es muy malo, no he realizado ningún ace".
3. Sobregeneralización: El deportista llega a una conclusión, a partir de un hecho aislado. Por ejemplo: "Mis papás no me inscribieron al torneo, seguro no confían en que pueda ganar".
4. Magnificación y minimización: El deportista evalúa un acontecimiento de forma exagerada o minimizada. Por ejemplo: "Seré el mejor del partido" (un deportista que no entrenó lo suficiente).
5. Personalización y autorreferencia: El deportista interpreta la realidad de forma egocéntrica. Por ejemplo: "He estado mirando a todos jugar y me he dado cuenta que todos son mejores que yo".
6. Pensamiento supersticioso: Crear una relación causa efecto no lógica o no contingente. Por ejemplo: "Si no tomo 3 veces agua antes de competir, me irá mal".
¿De dónde vienen las distorsiones cognitivas?
Una investigación sugiere que las personas desarrollan distorsiones cognitivas como una forma de afrontar los acontecimientos adversos de la vida. Cuanto más prolongados y graves sean esos eventos adversos, más probable es que se formen una o más distorsiones cognitivas. Este estudio halló que un aumento en la adversidad de la vida se asocia con un aumento de las distorsiones cognitivas, lo que a su vez se relacionó con un mayor número de síntomas que reflejaban problemas de comportamiento.
Las distorsiones cognitivas nos llevan a interpretar la realidad de una forma dañina y poco funcional. Pueden afectar nuestro rendimiento deportivo y llevarnos a tomar decisiones equivocadas. Por ello, es fundamental trabajarlas.
Resulta prácticamente imposible eliminarlas todas; sin embargo, sí podemos reducir su influencia en nuestra vida deportiva. Y para esto, la ayuda de un psicólogo deportivo resulta muy recomendable. En cualquier caso, el objetivo es tomar conciencia de cuáles de estas distorsiones están presentes en nosotros y someterlas a examen.
Como conclusión de esta primera parte, tengamos claro que las distorsiones cognitivas son aquellas maneras erróneas que tenemos de procesar la información, es decir, malinterpretaciones de lo que ocurre a nuestro alrededor, generando múltiples consecuencias negativas.
En mayor o menor medida, todos podemos tener algún tipo de distorsión cognitiva. Saber detectarlas y analizarlas, nos ayudará a tener una mente más clara, desarrollando actitudes más realistas y sobre todo, positivas. En el siguiente artículo hablaremos sobre sugerencias que nos ayuden a modificar las distorsiones cognitivas.
Tarea semanal:
Cada vez que te descubras pensando de alguno de los modos anteriormente descritos, pregúntate: “¿Realmente tengo pruebas que validen lo que pienso?”.
Al contrastar las creencias con la realidad nos será fácil descubrir que no son realistas. Y desde este punto, podremos explorar otras formas más positivas de interpretar el mismo hecho.
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